Cultura Gitana - Poesía

Poesía


Agustin Rivero", Hombre bueno

Hombre bueno.
Palabra santa,
sabia Palabra
de gran Maestro,
te pusieron en la cruz
por eso..., sólo por eso.
Te pusieron los tres clavos
para tenerte sujeto,
y todo tu corazón
se hizo clavel en el viento...,
que a ninguna primavera
le nació clavel tan bello.
Tu Palabra floreció
como la flor del almendro...
Tu Palabra se hizo libro
entre las manos del pueblo.
Hombre inmenso.
Doctrina Santa de gran Maestro,
me hubiese gustado, amigo...,
haber sido en tu cuadrilla
tu mejor banderillero.
Hombre inmenso.
Palabra sabia
de gran Maestro.
Te pusieron en la cruz
por eso..., solo por eso.

                    Agustín Rivero


Cuando eras pequeño... Te veo correr descalzo bajo la lluvia y chapotear en los charcos. ¡Cómo reías! Luego acurrucado cerca del fuego te quedabas dormido en mis brazos. Recuerdo que nunca os perdía de vista a tus hermanos y a ti, presentía que mientras estuvierais cerca de mi nada ni nadie podría haceros daño. Un día te miré y ya te habías convertido en un hombre, pero tus ojos habían dejado de brillar, parecían hundirse cada día más y más en tu cara.
 Llegó "el Caballo" y sin pensarlo te subiste a sus lomos y emprendiste una loca carrera, y siempre a tu lado la "Maldita Dama Blanca". ¡Maldita y mil veces maldita! Te ofreció paraísos, promesas de felicidad y libertad, mientras te iba colocando cadenas y más cadenas. Te casaste y llegaron los hijos, pero a ti ya te habíamos perdido, ahora la "Maldita Dama Blanca" había prescindido de su disfraz y se presentaba sin disimulo como una "Vieja Desdentada y Huesuda", agarrando las cadenas con que te había rodeado.
Que importaba ya que los payos te pusieran preso, si ella te había quitado lo que es más nuestro; la salud, la libertad y la familia. Te veo ahora como te ví la última vez en aquel cuartucho, sentado en la silla de ruedas. A tu espalda la "Vieja Desdentada" reía, sabía que te tenía entre sus garras y que ya no te soltaría. Pero al ganarte te ha perdido. Al fin eres libre otra vez, ya nada ni nadie podrá hacerte daño y vivirás para siempre en el recuerdo de los tuyos.
Tu madre que te quiere

Agueda